
THQ ha registrado un proceso judicial contra Jakks Pacific -compañía conocida por crear juguetes y otros tipos de merchandising-, su asociada en la joint venture -alianza estratégica-comercial a largo plazo entre dos o más entidades- sobre la licencia de la World Wrestling Entertainment. La distribuidora y desarrolladora de videojuegos ha alegado que su compañera ha extendido el contrato de la licencia, decisión unilateral que no estaba autorizada a cometer.
El pasado miércoles, Jakks Pacific avisó a la WWE sobre sus intenciones de renovar el contrato, que expiraba el 31 de diciembre de este año, hasta el lejano 2014. No obstante, THQ se ha opuesto radicalmente a la extensión, ya que asegura que se trata de una decisión que deben tomar ambas compañías de mutuo acuerdo; ergo, la distribuidora se muestra reacia a seguir produciendo juegos inspirados en este entretenimiento de lucha.
Los problemas no acaban aquí: aprovechando la ocasión, THQ ha discernido sobre la imposibilidad de publicar cualquier otro videojuego de lucha libre hasta que no haya pasado un año de la expiración del contrato actual. Los procedimientos arbitrales sobre ambos hechos han empezado, de modo que sólo queda esperar a que surja un vencedor de este tumulto legal.
La distribuidora y desarrolladora de videojuegos lleva lanzando juegos inspirados en la WWE -espectáculo de lucha libre profesional- desde el año 2000, siendo WWE Smackdown vs. Raw 2009 el último de ellos. Las disputas relacionadas con el contrato de la licencia no son algo nuevo; en mayo de este año la compañía de entretenimiento perdió una batalla legal contra los miembros de la joint venture donde las acusó de culpables de soborno, entre otras tropelías.
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